domingo, 12 de octubre de 2008

MI ANÁLISIS PARTICULAR


Comercial versus social:

La “integración” producto que se coloca en el mercado público, y como tal producto es tratado con variantes que lo hacen proclive a una “inversión” de carácter social, pero cuya gestión y marketing responde a estrategias mercantilistas con los correspondientes adobos publicitarios y tratamiento de la información conforme a interés “económico”.

Hace tiempo que referí el dicho de… “marear la perdiz”, expresión coloquial que viene a dar a entender el exceso de palabras frente a hechos, prácticos y pragmáticos, esto dicho en referencia a la situación de las “n.e.e.”. Esta es la “explicación” que hago de la integración, inclusión, y demás “iones”.

Nuestra sociedad es una aglomeración humana “hueca”, donde la “marca” sustituye a la “confección-construcción” correcta. Como de un pobre perro condicionado con la campana que precede a la comida, estamos llegando a creer que por escuchar la campana ya hemos comido; que la marca me garantiza la calidad, que el candidato es el salvador de mi conflicto, que el funcionario…

Por desgracia… la integración es un producto del deseo… un “principio” en la ordenación social. ¿Pero de verdad se busca la ordenación social? De cuántos “MITOS” tenemos las “constituciones” llenas… ¿Por cuántas grietas hace aguas nuestra sociedad?.

El discurso político tiene que venderse, y sus compradores somos mas que nada los necesitados de cada concreta promesa. De tal modo que precisamente vienen a “consumir-demandar” la “promesa” aquellos que en su vida natural carecen, o adolecen de merma… buscando por tanto saciar su necesidad y evitar su problema.

Prometer es fácil; difícil conjuntar los recursos, y en éstos, organizar los derechos y deberes de las partes: prestadora y demandante. La parte demandante quiere tanto como que se le resuelva el problema, y la parte prestataria las garantías necesarias para satisfacer el “pedido” de tal modo que sea la tramitante no la provisora. Y ambas partes sin entrar en conflicto.



Totum rebolutum:

Hay muchos que se empeñan en hacer que el Magisterio sea un revuelto de todo, y de aquí que la parcela de la “educación especial” lo sea más de mas. Luego, un desentendimiento con un “que salga el sol por donde quiera” (que para entonces, el “bienaventurado” que la hizo, ya andará por otro puesto de la administración y, ¡vete a dar con él!).
También a lo dicho, es menester considerar la “actitud” del cuerpo de funcionarios, en el cual de todo hay, y quizás por inercia, prevalece un “dí lo que quieras que yo haré lo que pueda –entrando en este “pueda” lo que estime el particular (regla general de esta vida[1])-. Luego, todos nos quejamos de todos.

Esta viniera a ser la respuesta a una situación de confusión y sus consecuencias que tratamos, unos amigo y yo, en una comunicación a un congreso ya pasado, “DE CONFUNDIIS, DIUISIS” (de confundidos, divididos), pero esto quedará para otro momento.


Y yéndonos a las raíces:

Precisamente ahora hace 30 años que la Srª Mary Warnoks presentara el informe económico que la Comisión de Educación presidida por ella, elaborase para el Parlamento Británico. Fue allá por el 78. Brevemente recordar la esencia y conclusión del estudio: la subsistencia de dos sistemas educativos, uno ordinario y otro especial, no era viable, el costo terminaría estrangulando a ambos. Cual embarazo gemelar, el desarrollo embrionario ponía en peligro la existencia de la gestadora y se proponía un aborto terapéutico de uno de los dos proyectos.

Procedía fundir ambos sistemas. Este pronóstico, junto a la corriente filosófica-pedagógica del MEINSTRAING, fundamentada en el reconocimiento de la normalización como criterio referente de salud, en armonía con la sensibilidad de los derechos fundamentales de las personas enfermas, propiciaba la solución.

Este criterio terapéutico se hacía compatible con el despertar de una conciencia “abierta” que huía de su anterior “enredo” en el que los sistemas psiquiátricos se habían “endogamizados” e intoxicado los postulados “hospitalarios”. La visión de patología requería una revisión de sus postulados; la reclusión, castración,… se declaraban injustas y requerían su abolición.

Estos presupuestos esperaban que la clase política compatibilizara una estructura social necesaria, y nosotros, por aquellos años andábamos desmontando un sistema “político” y nos montábamos el actual. Aquellos aires “revolucionarios” suponían las ilusiones de “un mayo francés” o de “un octubre soviético”, eso sí templado a nuestra sociedad envuelta de “transferencias autonómicas”.

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Iré analizando ciertos hitos relacionados con el asunto que trato. La visión personal, de la que soy testigo -por tanto referiré de memoria, sin referenciar cual estudioso de salón, los “momentos” circunstanciales- arranca en 1.985, año de la convocatoria de oposición que superé. De lo anterior hablaré de “oídas”.

El año 1.985 se caracteriza aquí en España (las transferencias autonómicas se hallaban aún en estado larvario) por la aparición del Real Decreto 334 de 6 de marzo, en el cual se “organizaba” la integración de los alumnos/as con deficiencias mentales, …, eran alumnos/as que el sistema educativo anterior había recluido en los Centros Específicos de Educación Especial (considerada la E.E. como una “especialización” dentro del magisterio). El propósito era desarrollar la Ley promulgada en 1.982 (L.I.S.M.) y que algún sindicalista cree derogada, sin estarlo.
Basados en la voluntariedad y la compensación, los Centros Educativos Ordinarios, mediante proyecto, se comprometían a integrar a determinados alumnos recibiendo a cambio unas ayudas. Este carácter VOLUNTARIO y COMPENSADO mediante sobredotación económica al centro, refuerzo de plantilla con personal especializado, asistencia de Equipos Especializados relacionados con la tipología del alumnado integrado, reducción de ratio en el aula integradora… “duraría” hasta 1.990. Así zarpamos, con este velamen y arriostramiento inició el barco su periplo. Eran tiempos de esperanzas.

1.990, es el año de la aparición de la “transformadora” L.O.G.S.E., en esta revolucionaria organización se consolida el reconocimiento de la situación española, y por ambiciosa, desatada. Se reconoce la capacidad de las autonomías para “gestionar” parte del “legado académico”,… y referente a nuestra parcela, la integración se generaliza para todos los centros educativos, tanto públicos como privados concertados.

Esta “generalización” daría al traste con los “refuerzos y apoyos de sobredotación” que si antes tenía unos destinatarios “concretos”, ahora se difuminan hasta prácticamente desaparecer al expandirse en el espacio etéreo del cosmos escolar.

De hecho en 1995 se produce la “fundición de equipos de apoyos” (Decreto 213), aquí en Andalucía se crean los Equipos de Orientación Educativa fundiendo-disolviendo los hasta ahora existentes: Equipo Atención Tempana y Apoyo a la Integración, Equipo Profesional de Orientación Escolar, y Servicio de Apoyo Escolar –para la reagrupación de escuelas unitarias, transformándolas en centros rurales-.
La tal ley del 90 fue desarrollándose poco a poco, se reconocen más “especialidades o habilitaciones”, las adscripciones y la escisión de maestros en Primaria y Secundaria conforme a la “transitoria 4ª”, aparecen Maestros de idiomas, de gimnasia, de religión, de música, que liberan al tutor de los grupos de alumnos de impartir estas materias, reservándose estos tiempos para reforzar los aprendizajes de los alumnos del ciclo con necesidad de apoyo “pedagógico”.

Si el R.D. 334, que prescribía diez años después, irrumpió de manera “transformadora”, su sucesor el Real Decreto 696 de 1.995, será ignorado de tal modo que se suponía que aquellas aulas específicas…, debían haberse diluido en el sistema ordinario y sólo se reconocía la permanencia de las “aulas perdidas” en localidades distantes que por circunstancias extraordinaria la hacían imprescindible para dar auxilio y algo de garantía a los alumnos con serias limitaciones.

Según este Real Decreto no existían aulas específicas en centros ordinarios –supuestamente se habían reconvertido las aulas y readscritos los puestos y los alumnos, integrados-, pero la realidad no era esta, pese a lo legislado, se venían creando “ad libitum” por doquier nuevas aulas específicas en los centros ordinarios manteniéndose el esquema de toda la vida: los buenos con nosotros y los “tontitos” a la “específica”, “haciendo de capas, sayos”, que para esto la Inspección Educativa es inspección educativa. (al “profesor” nunca se le ha considerado el “carácter asistencial” que sí se le ha adjudicado al maestro, de siempre; y sigue).

El impas i/a-legal se perpetuó hasta 2.002, un lapsus de 7 años, y el parto de los montes, el Decreto 147 de 14 de mayo, dió a luz 3 artículos de difícil interpretación pero cuyo desarrollo “oficial” venía a decir que aulas específicas en centros ordinarios no se regulaban por el proyecto curricular del centro al que pertenecen sino en referencia a un centro específico “nodrizo”, así un decreto, apoyándose en la ley “farol” (no fue desarrollada) de "Solidaridad en la Educación", del 99, pretendía establecer un “corpus jurídico” legítimo, frente al “status quo” establecido por la L.O.G.S.E. de: “un centro, un proyecto educativo de centro con su proyecto curricular único y su reglamento de organización y funcionamiento que regula la convivencia de toda la comunidad escolar”.

Se cargaban el principio de “normalización” para seguir el camino de la “especialización”. Ahora socialmente interesa seguir vendiendo la taumaturgia de la infalibilidad “del bien hacer de la política”. Los políticos deben saber vender soluciones y milagros, y los actuales no iban a ser menos.

En el momento actual curso 2008-09, “el comité político”, simplemente por el simple hecho de no estar parados, parece tocar tambores de nuevos envites, nuevos intentos de “integrar” en el espacio ordinario alumnos/as con n.e.e., curiosamente ahora que corren tiempos de penuria.

Y es que no se terminan de enterar que integrar precisa de recursos, de personal, de medios, preparación, retribución-refuerzo, y acuerdos entre la parte demandante y prestataria.

Esto último no conviene olvidarse, dado que la formación inicial es muy superficial en este aspecto y los nuevos educadores, expresan desconcierto y sorpresa en estos días, preguntándonos y planteando disquisiciones añejas, no resueltas aún por los “cuadros organizadores” que ejercen puestos en la administración.

Aquí hay que advertir que la “experiencia” de cada provincia es diferente, las hay más vanguardistas y por supuesto complementariamente, otras más retrógradas.

Y el dilema de siempre, integrar implica poner en circulación en una misma calzada –la de todos- dos sentidos contrarios de transitos sin que entren en conflictos; sin restricciones para nadie, y he aquí el “quid”.

LO PASADO, PASADO. PERO DEL PRESENTE, Y para que esto funcionase un poco mejor falta, carecemos aún de:

· Formación y conciencia (o como transmitiera Paulo Freire, “concientización”) en la complejidad de la “diversidad”.
· “Igualdad de trato profesional” se hace necesario dilucidar las responsabilidades y alcances de los puestos de trabajo y definir si los esfuerzos empleados son circunscritos a parcelas –parece que el esfuerzo y penuria que provoca la integración en la Etapa de Primaria, se descompone en Secundaria, siendo las dos etapas integrantes de la formación básica del alumno-ciudadano-.

Al docente se nos pide la programación, donde hemos de controlar, por una parte el análisis de las características del alumnado, y por otra, la consideración del contexto en la que se va a resolver el “aprendizaje”. Y para que así cuadre la situación o ámbito donde desarrollar el currículo, hemos de movilizar unas propuestas finamente calculadas.

Esta previsión, progresión y armonización no se observa con neta claridad en aquellos que orquestan tanto los puestos escolares como los docentes, y es que dominar las características idiosincráticas de los cuadros sindrómicos, respetarlos y amoldarlos a los contextos idóneos requieren estudios conjuntos y templanza, prolegómenos que ni se suponen en estos niveles de gestión.

Y sobrados de: desconcierto y desmoralización; sumergiéndonos en un peligro que nuestros superiores no valoran, siendo una realidad universal el síndrome “del quemado” por ser muchos los que empezamos a “oler a”. Sumergiéndonos en una indefensión por no entender… tantas ordenes arbitrarias. Tanto los integradores (Maestros/as) y los apoyos (Maestros/as), en un tiempo nos “merendábamos” entre nosotros, ahora estamos tomando conciencia que “este pastel” “no hay quien se lo coma” y se necesitan soluciones. Hoy un aula/grupo de alumnos/as no es lo que era, si vemos por los medios de comunicación que el comportamiento humano se ha trastornado y desquiciado, que la incertidumbre flota en el aire y tras ésta los recelos provocan actitudes crispadas, por no decir violentas. Hoy en día ni se atiende, ni se obedece, ni se esfuerza; es una realidad que los niños son más nerviosos, impulsivos, y temperamentalmente se encaran con los adultos, de este modo ¿qué enseñar?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿qué?... En estas circunstancias la ratio de 25 alumnos/grupo resulta “peligrosa de riesgos…”. Pero la “escolarización” es un signo de orden social, y como sea, la población escolar de Primaria ha de estar recogida... Otra cosa es que se aprenda, de eso ya habla P.I.S.A. en su informe.

El pasado 10 de 10 (octubre) fue el día que se conmemora la Salud Mental, un bien de la humanidad, que como la riqueza está distribuida… como está. SOLIDARIDAD, TODOS NECESITAMOS OPORTUNIDADES.

[1] Para ejemplo, llamé al fontanero, y responderá: “ya me pasaré”; acuda al albañil, esperé… ;al técnico del electrodoméstico: “a ver si encontrara un hueco”, y así…

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