martes, 11 de noviembre de 2008

Esta misma mañana escuchaba la radio camino del trabajo, y daban la noticia de una juez que tenía más de 600 casos por juzgar y que tal situación demandaba mayor número de funcionarios para dar salidas e invertir el proceso, dado que, en cuanto que entran más casos que salen, la situación está abocada al fracaso. La tal noticia solo hace poner números a esa situación generalizada de la Administración.


Pero yo me dirigía a mi trabajo e iba pensando en el Claustro que mantuvimos ayer, en el cual, el único punto del día, era tratar el “plan de calidad”, un “artilugio que se ha montado la “ADMINISTRACIÓN para que la administración” logre incrementar su efectividad, eficiencia, eficacia,… , pero no salió aprobado, así que todo acabado.

Es el segundo intento –a uno por año- y sólo percibo una cierta “brecha generacional”, en la que partiendo de que la edad es algo muy elástico, es cierto que incide en “agotar las expectativas de afrontar retos”. En mi Claustro pesan los años, son excelentes profesionales pero no se les puede pedir más. Lo que sí sorprende es que entre sus batallitas cuentan como en sus años jóvenes andaban precisamente envueltos en Proyectos de Compensatorias y Zonas/Centros de Atención Educativa Preferente. ¿De qué, que ahora blinden el paso para que en nuestro Centro, sin salir de él, no podamos acogernos a unas medidas favorecedoras/facilitadoras que esa parte de la Administración “que organiza” pone al servicio de la administración “que garantiza” los servicios educativos por los que el pueblo, que paga sus impuestos, demanda?


Pero la “política” de la ADMINISTRACIÓN es así, exige que 2/3 del Claustro se pronuncie a favor, para que luego se “comprometan” tan sólo los que quieran. Claro que “mis mayores” guardan recelos, porque “algunos de los que organizan en la Administración”, juegan cada pasada que dejan heridas, y “de aquellos polvos estos lodos”.


A tal absurdo pasan por mi cabeza vericuetos kafkianos; pero no tengo tiempo de elucubraciones ni tampoco encuentro explicación, espero, me resigno. Hay cosas que sí y cosas que no. Trabajamos con personas, y hay cosas que se pueden cambiar, otras no. Y una verdad es que la edad pasa factura, así como los excesos y demás decesos. En este asunto, dadas las circunstancias, ni obsesos ni recesos, accesos. Algún día se abrirán.

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Hay un anuncio por ahí, de una entidad madrileña, a la que le sugiero “menos atrevimiento”. Hacer pantomimas es un arte. Según el contexto, la pantomima puede ser usada en una situación humorística y caer graciosa. Pero, sin venir a cuento, lo haga quien lo haga, está abocado al ridículo.

Y esto es lo que no quiero que se haga. Por favor, mantengamos un poco de respeto y vergüenza ajena, por ellos, por los protagonistas que en su inocencia sólo querían hacerlo bien, pero el “espectador” que no sabe de qué va, como que “le desconcierta” y le pone en guardia (los pelos de punta). "esto no es integración, esto es mofa".

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