domingo, 2 de noviembre de 2008

LUCIDEZ Y VOLUNTAD

El siguiente comentario es muy subjetivo, pero lo plasmo por si se presta al debate de quien lo lea y quiera.



¿Qué se aprende?, ¿para qué se aprende?, ¿cómo se aprende?.




De estas tres preguntas, la última -cómo se aprende- es la más trabajada, parece que lo tenemos más o menos claro; a ello han contribuido los estudios fisiológicos de los mecanismos y sustancias que intervienen en los procesos mentales, así como los estudios comparados etológicos y etnológicos, sumados a los modelos explicativos aportados por la Psicología, la Lingüística, la Cibernética,...



Ahora ¿qué se aprende?, ¿cuáles son los objetos de conocimiento?. Llevamos siglos, y muchos, anclados en unos contenidos muy semejantes a aquellos que se encajaban dentro del Trivium y del Quatrivium, los cuales surgieron allá por el medievo y aún hoy seguimos con: filosofías (incluyendo "religión" y "ciudadanía"), retórica y gramática, aritmética, música, astronomía (y geografía); y el latín y el griego quedan como opcionales en Secundaria. Desde escuelas laicas o confesionales, desde Estados laicos o confesionales, no abandona nadie este "libreto" del qué enseñar, el qué aprender.



Se enseñan "conocimientos" exclusivamente: ¿Cómo funciona la mecánica de nuestro cuerpo, del planeta, de los acontecimientos históricos, de las maniobras matemáticas y físicas-químicas. La Educación va buscando, sigue buscando una instrumentalización del hombre. Llegamos a producir "explicaciones" del mundo exterior, pero el mundo interior es un conocimiento que hoy por hoy, queda relegado exclusivamente a lo íntimo y privado, al que solo podemos acceder por vía "judicial o médica".




Aquel "conócete a tí mismo", aquellas "escuelas" morales y gnósticas dejan hoy un vacío difícil de llenar, porque hemos llegado a ser muy susceptibles ante este campo, estamos advertidos de los peligros, y por ello nos cerramos, pero cerrándonos bloqueamos todo acceso. Rechazamos a los proselitistas, a los que venden promesas,... el escepticismo es el dogma de hoy. Es el escarmiento de tanto credo por creer de modo impuesto de una generación -la que gobierna-, pero la generación que hoy es gobernada está creciendo en un mar sin peces, en montes y campos sin plantas, y en su lugar, un mundo "elaborado" para la población joven, donde todo es "animado-virtual", los iconos mentales lo ocupa una imaginería que no llego a entender, que veo como extraña, pero que los jovenes sintonizan y simbiotizan.




Los mundos pueden cambiar, pero siempre hay un camino que los atraviesa, y los surca para conectarlos, ese camino es la voluntad que a su vez requiere lucidez, así:









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