miércoles, 17 de diciembre de 2008

DESMORONAMIENTO Y RESURGIMIENTO



El desmoronamiento de determinados constructos hipotéticos conductistas y el resurgimiento del pensamiento genetista

Viviendo en el rollo, siempre aparece una neura de pensar que somos distintos y superiores al resto de la naturaleza. Y así sentimos, vemos, pensamos como normal que el ser humano es de una casta diferente a la del resto de los animales.
¡Vale, que somos formalmente distintos!, pero en cuanto que hechos de la misma pasta, las amalgamas principian de los mismos elementos y tan sólo la sofisticación de las “conductas”, generan diferencias.
El revoltijo surge de la “cultura”, y en cuanto que unos grupos son más cultos que otros, éstos andan en sus quehaceres mas liados.
¡Cuántas explicaciones elaboramos para montar una plataforma de “consuelos” que no llegan a servir para resolver el dolor del conflicto pero que “acarician” y apaciguan la tensión!. ¡Cuántas teorías, cual jaculatorias, que repetitivas analgésican …! De todos estos rollos, montados, ya venía desmontando su tramoya y escenografía; tenía conocimientos de estos fundamentos pero la experiencia diaria no se mostraba casable con las explicaciones aportadas por las “doctrinas fundamentales de la Psicología establecída, en feudos de facultades …
La doctrina oficial de la psicodinámica establece que el niño ha de superar al padre mediante la resolución del conflicto “edípico”, proceso que se ultima durante la adolescencia (recurro a este modelo porque por estos pagos surcan los profesionales de la psiquiatría y la psicología clínica).
Nada habla la doctrina al uso, del trance que los padres surcan en estos momentos en los que, como Saturno devorando a sus hijos, las expectativas y esperanzas que el hijo generara en sus progenitores, se las han de “tragar dobladas”. El hijo rompe una imagen del padre, y los padres rompen otra imagen, la del hijo; quedando que ya nada será como era, y la vida en su evolución como la tierra y la erosión irá desgastando y transformando para que nada permanezca igual. Y la madre siempre está por medio, pobre esposo y varón, que como Cibeles… da la última batida.

Saturno es el hijo menor de Coelus, el Cielo, y de la antigua Tellus, la Tierra, tras derrocar a su padre, Saturno obtuvo de su hermano mayor Titán el favor de reinar en su lugar. Titán puso una condición: que Saturno debía matar a toda su descendencia, para que la sucesión del trono se reservase a sus propios hijos.
Saturno se casó con
Ops (Cibeles), con quien tuvo varios hijos que devoró ávidamente, como había convenido con su hermano. Sabiendo además que un día sería a su vez destronado por uno de sus hijos, exigía a su esposa que le diese a los recién nacidos. Sin embargo, Cibeles logró salvar a Júpiter. Éste, una vez adulto, hizo la guerra a su padre, derrotándole y expulsándole del cielo. Así la dinastía de Saturno perduró en detrimento de la de Titán. (Tomado de la wikipedia)
Este montaje formal y elucubrativo que tanto peso tiene en los modelos explicativos vigentes, se superan desde la óptica que he descubierto en el pensamiento que se nos describe en el libro "la tabla rasa" de Steven Pinker (Barcelona, Editorial Paidós, 2003) y sin ánimo de levantar sus derechos de autor, sí aliento a que nos empapemos de su contenido, que resumo en dos principios:

A: hagas lo que hagas es la carga nemótica de tu dotación genética el factor que nos condiciona nuestro comportamiento, sentimientos, predisposiciones,… y

B: como padres todos los esfuerzos que hagamos serán inútiles si el vástago no recepciona e interioriza los modelos comportamentales y explicativos, que con esfuerzo y dedicación, así como informal y espontáneamente, propiciamos. SON LOS IGUALES LOS QUE “CONFORMAN” Y CONFIGURAN las conductas de los “correligionarios”.
RECORDANDO QUE LAS SIMPLIFICACIONES SON ODIOSAS, RECOMIENDO UN POCO DE JUICIO A LA HORA DE INTERPRETAR EL ESCRITO.

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