sábado, 6 de diciembre de 2008

EL DERECHO A LA DIFERENCIA


La aceptación del otro y el derecho a la diferencia
(muchos conflictos encuentran aquí sus raíces)
primera parte

¿Por qué de este empeño en hacer del otro un calco de nuestra “imagen” (como si un dios bíblico fuéramos)?. ¿Cuándo superaremos la aceptación del otro tal cual es, sin necesidad de dar “satisfacción” a ese propósito de “convertir al diferente”? ¿Cuándo nuestra tolerancia admitirá al otro tal cual es, y desde la aceptación mutua (pacto) confluyamos hacia un bien recíproco?.

Cuando desde la Educación se pretende inculcar valores, nunca podemos ir en plan “proselitistas” captando (capciosamente) a aquellos que se amoldan a “nuestros contenidos oficiales”. Vale que la educación “oficial”, la que se practica tanto en la enseñanza pública como en la privada concertada (por estar predominantemente gestionadas por sociedades de carácter confesional), tiene su parte, pero esta faceta ocupa, si acaso, 10 años, y de éstos, la mitad o casi toda, el alumno pasa con el cerebro en “fase paradójica”, y de hecho, todo se olvida con el tiempo. ¿Qué prevalece? Lo que cada cual es capaz de encontrar en sí mismo en interacción con las experiencias que se le presenten.

Importan las habilidades y competencias, y en menor grado los conocimientos, pero si echamos un análisis a los currículos… están llenos de contenidos y sobre éstos se centran las evaluaciones, los exámenes, y posteriormente selectividades y oposiciones…

Recordemos esta verdad: también el mundo académico sufre de una burbuja “inmobiliaria” que algún día estallará… como si de la Bolsa se tratara diríamos que existen demasiados "Títulos no respaldados por Valores" lo que provocará que la cotización caiga… así que, luego ¿qué obtendremos?, pues “contenedores de conocimientos” sin capacidad para organizar y direccionar….

Pero volviendo al respeto al otro, detecto que nuestra sociedad gira en una lucha por hacernos diferentes e incidimos en crear diferencias para “respaldar” nuestra “identidad” personal, autonómica, nacional,…. En esta fase disponemos de una democracia “tutelada” por una monarquía “constitucional”, pero hemos de llegar a alcanzar el modelo norteamericano de unidos en la diversidad: E PLURIBUS UNUM, diferentes y unidos. Nuestra democracia/sociedad exige un progreso… no perdamos el horizonte, la esperanza, este es el camino pero no el destino.

La educación por supuesto debe estar ahí preparando, gestando la nueva sociedad, sin embargo ésta se halla “indigesta” y ahíta de claves y códigos, sin encontrarse a sí misma, sufriendo una crisis de identidad, al par que la sociedad la tiene como mero instrumento asistencial, de cuidación y entretenimiento.
PRIMERA PARTE

0 Comments:

Post a Comment