miércoles, 13 de octubre de 2010

ÓBITO DE UNA ESPERANZA

Ó b i t o d e u n a e s p e r a n z a

Hoy estamos asistiendo a la resucitación de 33 sepultados; el campamento donde se trajina toda la faena que requiere tamaña empresa se llama “ESPERANZA”. Es esta “virtud teológica” de unos, o ese “mantra” que otros se dan a sí mismo para soportar trances inciertos y desalentadores, cuyas expectativas de logro resultan muy poco probables de superar, lo que en momentos de riesgo se asen en equilibrio.

Me entero esta mañana que en la noche pasada fallecía el Sr. Antonio Puerta Ramón, conocido por ser quien propinara una respuesta violenta al Sr. Jesús Neira, quien le recriminara el trato que daba aquel a su novia Sra. Violeta Santander.

Hasta la publicación de la autopsia la sospecha recae en la sobredosis de droga, si la tomó él o se la dan, queda por decidir.

Me duele su final, porque su situación la he tomado como “muestra experimental” de la integración social del “minusválido-discapacitado-incapacitado-marginado-excluido-…”, pónganle el calificativo que quieran. Estaba, Antonio, reconocido antes de la agresión de “enfermo”, puesto que ya estaba en rehabilitación. Siendo enfermo se le debiera garantizar ciertos “atenuantes”, sin embargo desde un principio, se cebaron con él. Fundamentalmente los medios de comunicación han sido muy parciales y no han mostrado ni compasión ni consideración.

En nuestros centros educativos asisten muchos síndromes o enfermos que padecen trastornos genéticos de diferentes características y grados de afecciones, o déficits sensoriales, motores, comportamentales, metabólicos, intelectuales … y hemos de convivir con ellos en igualdad de garantías y propiciarles oportunidades de adquisición de competencias y desarrollo humano, en un clima de “normalización” (cuando precisamente no disponen de características “normales”, por lo que la normalización es una adaptación que propicia la “acomodación” del afectado, con el no afectado y acceder juntos a esos derechos que se les reconoce como ciudadanos. Acuerdo que se hace para ganar algo que es “cohesión social” hoy que también se habla de “sociedad multicultural”).

Con Antonio no ha habido “adaptación”. Antonio no conocerá la sentencia de ese juicio que está por celebrar, “su enfermedad” ha ejecutado su desenlace, pero nosotros como sociedad hemos de calibrar el funcionamiento de nuestro sistema de garantías de nuestro supuesto “estado de derecho”.

Dejo el tema aquí; sintiendo verdadera lástima, y no ya por el fallecido –quien descansa en paz- sino por los que vivimos, quizás engañados, envueltos de triquiñuelas y falsedades. Puede que Antonio sea el prodromo de una epidemia mucho más peligrosa que una única injusticia.


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