domingo, 18 de noviembre de 2012

Educación Especial


Que la Educación queramos que sea Especial, no hace que los profesionales seamos especiales (primer axioma) y menos que la Pedagogía tenga que ser "especial", porque la pedagogía es la que es -única, como ciencia que es- y que siempre, aunque "terapéutica", no deja de ser Pedagogía (segundo axioma); y didáctico, el proceder del docente. Aún no hemos inventado los prodigios, y éstos, no dejan de ser inusuales, por cierto. 

De la Educación parece que se inventó el rótulo de "especial" para desentendimiento de la complejidad que supone el acto educativo cuando deja de ser "clonable-para todos" para a través de la personalización, "adaptable a las peculiaridades de cada individuo" -y más en función de "defectos" no comprensibles y por tanto controlables-. La historia ha dejado la huella de cómo se resolvió la "pedagogía terapéutica" atendiendo al hijo de algún noble (adinerado) y de un aquel fraile "evangelizador" que con tesón se  adentrara en el mundo inhóspito de lo diferenciado o especial.

Queda claro que la Educación Especial es el resultado de resolver este evento administrativo de un "carpetazo", salvando la complejidad de un tratamiento incierto y costoso, de ahí que siempre genere recelos y distancias, aunque luego lo envolvamos de compasiva misericordia y le recubramos de "atenciones", eso sí, siempre distantes. 

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