La EDUCACIÓN
como cultivo, o el arte de observar y resolver.
La consideración y el
ejercicio de LA ACCIÓN EDUCATIVA DE APRENDIZAJE QUE ES EN SÍ UNA PRAXIS DE
ACCIÓN-PRENSION, LA HEMOS TRANSFORMADO EN una dinamia
opuesta, PASIVA, pero, Y SIN PASIÓN. Y he aquí la explicación a los resultados.
Hablamos de fracaso “del sistema”, cuando el error está en que los instrumentos
de interacción no son los adecuados. Pretendemos aplicar estrategias “no
convergentes” con la realidad “motivadora del que prende”.
Culpamos al “enfermo” de su
enfermedad en vez de declarar que no disponemos de medios eficientes.
Nuestras “pruebas”
de evaluación son comparativas, comparamos los resultados, como si en la
comparación pudiéramos encontrar “causalidad alguna”, todo lo más es un “contraste”
que luego no llegamos ni sabemos interpretar… (y recuerdo, siempre se
nos insistió como dogma irrefutable y apodíctico que NUNCA de una correlación se
nos ocurriera extraer causalidad) se nos impone la creencia
que los barómetros PISA son los “causantes” de un algo que mal usado es más un
tóxico que un verdadero remedio.
Cuando “juzgamos un caso” en “psiquiatría” se
indagan en los elementos PREDISPONENTES, en los factores DETERMINANTES
y en los agentes DESENCADENANTES. ¿De verdad manejamos estos
inductores con la delicada asepsia para poder obtener información veraz… y no
chapoteamos “inconscientemente” entre restos arqueológicos, donde más nos
asemejamos a elefantes desbrozando bosques o a suidos osando suelos?
Como a fin de cuentas la “pedagogía
es algo más que “asunto de escuela” quiero traer a esta reflexión la máxima que
entienden los que tratan a los caballos… “no se puede imponer, sí
proponer” y que sea el “noble bruto” quien ejecute la propuesta. El
mismo consejo debiéramos mantener con nuestros ciudadanos discípulos… de
un sistema que todo lo impone… ( y ahora además, ni dispone) poco o nada se
puede esperar.