viernes, 21 de agosto de 2015

Vengo estudiando el pensamiento de José Antonio Marina en su libro, La inteligencia fracasada. Como es un verdadero estudio de los elementos que cercenan a la Inteligencia en su proyecto de hacernos a los humanos más humanos, voy con tiento.

Aun sabiendo que estoy en el aperitivo de este verdadero ágape, a modo de avance, comento algo significativo que encuentro ya al final, por la pag. 160 y él declara así: HEMOS PUESTO COMO VALOR SUPREMO -debemos entender del ejercicio de la inteligencia- LA AUTONOMÍA PERSONAL, LO QUE DEBILITA EL PODER DE LAS NORMAS UNIVERSALES. ... LA INTELIGENCIA SOCIAL HA DESCUBIERTO, PUES, EL VALOR DE LA LIBERTAD DE CONCIENCIA, CON LO QUE CONVIERTE, A LA PROPIA CONCIENCIA -individual- EN EL MÁXIMO TRIBUNAL DEL COMPORTAMIENTO. ESTO ES VERDADERO Y DISPARATADO, SEGÚN SE MIRE. LO ÚNICO QUE ESTE DERECHO PROTEGE ES LA PERSONAL BÚSQUEDA DE LA VERDAD. LA PROTEGE, CIERTAMENTE, PERO TAMBIÉN LA EXIGE,…” -y aquí añado de mi persona, que puesto que es una exigencia, invoca a la responsabilidad y a la coherencia-consonancia (versus disonancia) epistemológica o cognitiva-.

Y la agudeza de J. A. Marina radica en el pragmatismo, indicando: DENTRO DE LA INTELIGENCIA PERSONAL EXISTE UN USO PRIVADO Y UN USO PÚBLICO, PUES BIEN... el uso privado no puede confrontarse ni supeditarse al uso público. Y aquí reclamamos discernimiento, es decir, inteligencia. Debiendo entender que salvaguardando lo público protegemos lo privado (salvo, claro, que lo privado socave y zape lo público)

La inteligencia verdadera, garantiza el verdadero bien, de la Humanidad... No se puede ceñir a indicar los propergoles o megatones necesarios para una acción concreta, o cuantificar que si agujeros negros, o bosones de Higs... ¡Estos son conceptos, nada más que conceptos explicativos, de algo más!, una energía que fluye y nos cohesiona. Y en la JUSTICIA, el equilibrio para que las "acciones" no colisionen ni explosionen...

Aquí vamos llegando a la verdad. La Inteligencia, al igual que intuyera Pitágoras es una verdadera religión porque nos religa-fusiona al ser humano con esa entidad "denominada" "EL QUE ES", y que al final somos todos en uno. La inteligencia no es un coeficiente, es una RESPONSABILIDAD, y su función, EL BIEN COLECTIVO. Se corre el peligro de confundir la religión con la ceremonia, la fe con el culto Ser inteligente es a su vez ser justo en ti mismo, como en los demás.

No sé por qué se me viene al pensamiento el conflicto de las dos verdades que rebota desde la Edad media entre las disquisiciones del pensamiento moral, sobre todo en las cortes, bien palaciegas bien eclesiales cosa que no admito, puesto que aunque dual en apariencia lo público y lo privado-, en esencia contiene y participa de la unidad. La verdadera inteligencia nos debe unir, en primer lugar entre los humanos-inteligentes”… también entre los animales encontramos participación en este concepto”… *


* [y por eso, de aquellos que se permiten pensar la doble verdad de, los humanos sufren, los animales no, obviamente discrepo]

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