Detecto,
por observación y comparación, aunque no por experimentación, que lo que voy a decir puede considerarse un simple comentario. En el
alumnado de la escolaridad "obligatoria" y por tanto, más en la Educación Pública
que en la Privada, sea o no Concertada, se da, existe, un tipo de alumnado que
no aprende, no por "discapacidad" sino por "disconformidad"
con las "estructuras socializadoras".
No es que tengan discapacidad,
repito, es que le rebosan-rebasan las pautas comportamentales que
"inconscientemente" usa el profesorado. Al final de mucha palabrería el docente, convencional, se agarra al
hostigamiento, a presionar bajo la "obligación" de que aprenda-adquiera
conocimientos/capacidades; y así
el alumno vive sometido al sistema de "evitación-refuerzo negativo": evitar el suspenso, el ridículo, el castigo social y familiar.
El lenguaje de la
"motivación de logro" es un
eufemismo, la mayoría
apenas disfruta por "aprender y disponer nuevos conocimiento y capacidades"; pocos se mueven por estos parámetros.
La educación se soporta, como
tantas cosas. Pero hay "alumnos indómitos", que repudian este sistema de relación docente-discente "reprensivo-represivo".
Es por tanto que esta "experiencia vital y existencial" marca la
dinámica convencionalmente
establecida y que impuesta por la obligatoriedad, la sociedad no se la plantea.
Surge entonces el fracaso escolar porque no soportan a personas que no les
"provoca" ni motivan y a las que ni estiman ni admiran. El reto de
este punto no tiene solución,
no porque no lo tenga, sino porque no pondremos los medios para resolverlos. Es
más fácil dejar que aflore el fracaso y cargárselo a la oposición. No se soluciona nada pero "castiga sociológicamente". Al final me convenzo que los
problemas sociales son "balones" con los que los políticos juegan, y una vez acabado el juego, el balón se guarda, para la próxima vez.