Hay que saber
y saber enseñar,
y a quién y cómo
enseñar.
El asunto está en que nos ponemos a enseñar y lo único que
parece importar es que el “profesor” sepa, mucho. ¡Cuanto más mejor!, y así se
cuidan de formarlos sus Facultades de “Ciencias” de la Educación…
Y ¿cuáles son estas “Ciencias”… así como su trayectoria
formativa…?
En el entorno europeo tenemos por primer pedagogo al checo Juan
Amós Comenio, quien ya hace años, allá por 1650 dejo claro que las dos armas de
la Educación: la Pedagogía y la Didáctica. Que es esencial la fundamentación
del conocimiento del receptor de la acción-educando- por parte del Educador o
Maestro, aparte de dominar la materia que imparte. Pero insistiendo en su
facción didáctica la importancia de recurrir a la ilustración y representación gráfica de los modelos teóricos que se transmiten.
La acción educativa es como el ser humano bípedo, y en su
bipedestación, su avance equilibrado y armónico… a lo largo del siglo XX, la
implementación de la escolarización universal y obligatoria ofreció unas series
de experiencias humanas y humanizadoras, el belga Decroly, la italiana
Montessori, el francés Freinet… pero también Freud, y Harlow con las emociones
y deprivaciones afectivas; Piaget y la elaboración y estructura de la
inteligencia… y Lorenz, con sus “períodos sensibles”, "improntas y
troquelamientos"… ¿Dónde empieza la conducta individual y dónde la social?… La
comunicación y la codificación del pensamiento y el procesamiento de la
inteligencia artificial de Chomsky… la multiplicidad de las inteligencias de Gardner.
¡Dadme una verdadera Educación y moveremos el mundo; danos
mediocridad y tendremos lamentaciones! Creo que la Educación nos salva siempre
que sea autentica; y no un fraude como la que tenemos… de tanta selección de la
L.O.M.C.E., ¿dónde pondremos la “escoria” seleccionada y decantada?