Vengo estudiando el pensamiento de José Antonio Marina en su libro, La inteligencia fracasada.
Como es un verdadero estudio de los elementos que cercenan a la Inteligencia en
su proyecto de hacernos a los humanos más humanos, voy con tiento.
Aun sabiendo que estoy en el aperitivo de este verdadero ágape, a modo de avance, comento algo
significativo que encuentro ya al final, por la pag. 160 y él declara así: “HEMOS PUESTO COMO
VALOR SUPREMO -debemos entender del ejercicio de la inteligencia- LA AUTONOMÍA PERSONAL, LO QUE DEBILITA EL PODER DE
LAS NORMAS UNIVERSALES. ... LA INTELIGENCIA SOCIAL HA DESCUBIERTO, PUES, EL
VALOR DE LA LIBERTAD DE CONCIENCIA, CON LO QUE CONVIERTE, A LA PROPIA
CONCIENCIA -individual- EN EL MÁXIMO TRIBUNAL DEL COMPORTAMIENTO. ESTO ES VERDADERO Y DISPARATADO,
SEGÚN SE MIRE. LO ÚNICO QUE ESTE DERECHO PROTEGE ES LA
PERSONAL BÚSQUEDA DE LA
VERDAD. LA PROTEGE, CIERTAMENTE, PERO TAMBIÉN LA EXIGE,…” -y aquí añado de mi persona, que puesto que es una
exigencia, invoca a la responsabilidad y a la coherencia-consonancia
(versus disonancia) epistemológica o cognitiva-.
Y la agudeza de J. A. Marina radica en el pragmatismo, indicando: “DENTRO DE LA INTELIGENCIA PERSONAL EXISTE
UN USO PRIVADO Y UN USO PÚBLICO, PUES BIEN... “el uso privado no
puede confrontarse ni supeditarse al uso público. Y aquí reclamamos
discernimiento, es decir, inteligencia. Debiendo entender que salvaguardando lo
público protegemos lo
privado (salvo, claro, que lo privado socave y zape lo público)
La inteligencia verdadera, garantiza el verdadero bien, de la
Humanidad... No se puede ceñir a indicar los
propergoles o megatones necesarios para una acción concreta, o cuantificar que si agujeros negros, o bosones de
Higs... ¡Estos son
conceptos, nada más que conceptos
explicativos, de algo más!, una energía que
fluye y nos cohesiona. Y en la JUSTICIA, el
equilibrio para que las "acciones" no colisionen ni explosionen...
Aquí vamos llegando a
la verdad. La Inteligencia, al igual que intuyera Pitágoras es una verdadera religión porque nos religa-fusiona al ser humano con esa entidad
"denominada" "EL QUE ES", y que al final somos todos en uno.
La inteligencia no es un coeficiente, es una RESPONSABILIDAD, y su función, EL BIEN COLECTIVO. Se corre el peligro
de confundir la religión con la ceremonia,
la fe con el culto… Ser inteligente es
a su vez ser justo… en ti mismo, como
en los demás.
No sé por qué se me viene al pensamiento el conflicto
de “las dos verdades” que rebota desde la Edad media entre las
disquisiciones del pensamiento moral, sobre todo en las cortes, bien palaciegas
bien eclesiales… cosa que no
admito, puesto que aunque dual en apariencia –lo público y lo privado-,
en esencia contiene y participa de la unidad. La verdadera inteligencia nos
debe unir, en primer lugar entre los “humanos-inteligentes”… también entre los
animales encontramos participación en este “concepto”… *
* [y por eso, de aquellos que se permiten “pensar” la “doble verdad” de, los
humanos sufren, los animales no, obviamente discrepo]