Las diferencias de las apariencias y
las apariencias de las diferencias…
“Bella y Bestia” es el paradigma del efecto del
enamoramiento, en el cual percibimos, no
la realidad del objeto elegido, sino lo figurado o proyectado por el deseo
(inconsciente…) del “enamorado-enajenado”. En todo enamoramiento se da una
idealización, una transformación “ficticia” de cualidades atribuidas en el “objeto
elegido” que sólo capta y procesa el enamorado.
El hecho de situarse la acción en la noche, al igual que Oberón y Titania en el “Sueño de una
noche de verano” de W. Shakespeare, hace admisible que la realidad se diluya, perdiéndose
el “juicio social” que envuelve toda relación…
La bipolaridad es un esquema innato de pensamiento
porque construimos los conceptos desde los contrarios e inversos. Estos constructos
mentales (psicodinámicos) elaborados desde la percepción concreta emanan al descubrir
el día y la noche, del calor y el frío, el hombre y la mujer, lo vivo y lo
muerto, lo sano y lo enfermo… y así irá siendo aplicado y extrapolado a otras “variables”
más o menos complejas pasando de lo físico a lo abstracto… bello y feo, sabio y
necio, santo y diablo… Quizás, por esa ciclicidad de la naturaleza y esa atracción
hacia la complementariedad como solución a través de la integración e
interacción entre opuestos.
Estos “extremos” que permiten el contraste, son a su
vez recurso en la producción literaria y artística plástica… con tono irónico y
mordaz, o jocoso y lúdico, a fin de denunciar, distraer o moralizar, ya en
comedia o en tragedia, construye conflictos para luego relajar su resolución en
la vida diaria…
Existe una atracción o dependencia entre los opuestos:
¿Qué es bello y qué es degeneración, qué es armonía y qué desorden, qué cosmos
y qué caos… ¿Bella y Bestia es otra varianza temática del trato entre opuestos…
el bien y el mal, Ormuz y Ahriman… dos opuestos obligados a entenderse…