domingo, 27 de agosto de 2017

Una pregunta escatológica





Hoy me han hecho UNA PREGUNTA DE ESAS “ESCATOLÓGICAS”, QUE TE DESCOLOCAN…

Andábamos en clase y acudió una alumna de otro curso del centro [que no participaba en una actividad curricular extraescolar de su grupo y permanecía en el centro realizando actividades complementarias alternativas]. Aprovechando que tenía curiosidad por conocernos, se valió de esta ocasión para satisfacer su inquietud por lo que en nuestra aula hacemos…

La curiosidad ya la considero signo de inteligencia, y el atrevimiento de valentía, así que bienvenida era. Después de conversar, más ella con nosotros que nosotros con ella, NOS PREGUNTÓ SOBRE EL PORQUÉ DE LAS DIFERENCIAS. Y yo, que “suelo salir por peteneras”, vine a canturrear esa canción de Lole y Manuel: <>. Y afronté la pregunta ampliando el radio de acción: ¿Qué pasa entonces, por qué todos tan diferentes, y todo tan mal repartido? Pobres frente a ricos, enfermos crónicos frente a sanos, buenos y malos, inteligentes y torpes, … todo lleno de apariencias disconformes.

Y así cual Curva de Distribución de Gauss, esa alta distribución de datos “normales”, aglutinadas en su “moda”, y esa otra dispersión en los extremos… de esa selección natural y normal de los hechos y aconteceres en el juego de la probabilidad de la naturaleza… porque al interpretar la “curva” de Gauss, parece que sólo nos focalizamos en la acumulación central, OLVIDÁNDONOS QUE LA DISPERSIÓN FORMA PARTE, IGUALMENTE DE LA CONCENTRACIÓN…

Pero no, ¡no resulta nada agradable ser el feo entre los guapos, el gordo entre los apolíneos, el tonto entre los listos, el diferente entre los homogéneos!… En esta porción de la frecuencia “estadística”, mientras que la mayoría pasamos más o menos “camuflados en la normalidad”, sobrellevamos esos rasgos que, por diferenciarnos, nos segregan y apartan… Y una vez apartados, nos preguntamos, ¿por qué señor a mí?... Como si fuera razón y causa de un ser que, maquiavélicamente reparta dando a voluntad, dichas y desgracias…

Y claro, aquí entramos en ese mundo “subterráneo” de lo oculto… -porque lo tapamos-, donde confundidos, de cómo ese ser bondadoso y bueno, idealizado, pudiera ser el artífice de este pastel agriado  inventándonos, ciertamente inventamos, al chivo o gran buco expiatorio, al cargarle el sambenito de los “errores”, [de la dispersión estadística] y desperfectos del sistema “confeccionado” a nuestro “armonioso interés”.


Pero bueno, ¡voy al grano! Los defectos de esta cadena prodigiosa de montaje… ¿dónde irán a parar…? Y aquí una pregunta, ¿qué defectos?, de qué tanto todos iguales, si es necesaria la variedad, en ella la riqueza, pues de las rarezas, los prodigios y la excepcionalidad…

E hice un breve relato del “proceso costumbrista del diferente”, desde los “endemoniados y apestados”, ya mencionados en los santos evangelios, a los “posesos, embrujados o hechizados” por las inquisiciones medievales en colectivos “campesinos”; a unos y a otros se les expulsaban, dilapidaban, …   Cuando pasaron a “locos”, ya habían transcurridos muchos años y muchas disquisiciones absurdas desterradas, pero aún enclavados en lo “extraño” … y la eterna pregunta: el origen del mal… si esotérico, teológico o ufológico, y es que lo diferente, por inexplicable y desconcertante, suele catalogarse en lo “enfermo y patológico, si no maligno y peligroso”.

Hay en nuestra sociedad un Principio de Socialización por el que se legitima el Principio de Autoridad: “haz lo que te digan”; y así, ser “civilizado” es cumplir las normas que otros te dictan, … Y los que alteran las normas por arriba, serán considerados prodigios si a los de arriba conviniere, y si por debajo, macabros y execrables…  
Desde pequeños se nos educa a hacer caso al maestro, y luego al profesor, y de éstos a cualquier instructor, director o dictador… Si eres civilizado estas condenado a cumplir normas… y los “anormales” serán “procesados-procedimentados[PAP1]  o depurados y rehabilitados” como enfermos, así que enfermo eres si eres diferente, pues lo “normal” es ser civilizado.
Por enfermo te apartan; y si diferente, te apartan.


Añadiré una reflexión, considerando que la reflexión conlleva la reversión. La inteligencia, cual camino o cauce, permite la capacidad de llegar, y también de volver, de tal modo que sólo si enlazas el origen y el destino comprehendes un contenido. Así observamos que el sistema de poder institucionalizado instaura dogmas sociales en una comunidad humana usando arquetipos de interpretación de los fenómenos naturales y sociales a su modo “convenido”.

Es decir, en la medida que una sociedad no es capaz de explicarse unas consecuencias adversas, las procesa e interpreta como extrañas, y por extrañas, las segrega con una connotación peyorativa, resultando que lo malo pasa a confundirse con lo execrable…  La máxima catalogación de estos dislates lo ocupa y alcanza el TABÚ –pensar enquistado-, cuando se hace que ya la comunidad no pueda pensar ese constructo, que no deja de ser hipótesis, actuará bloqueando y necrosando la misma higiene depurativa del pensamiento mediante la reinterpretación de los fenómenos…   revertiéndolos y revisándolos.

Cuando no huyamos de nuestras sombras entonces seremos realmente humanos. Cuando seamos capaces de aceptar la realidad de nuestra naturaleza, seremos humanos… Si hay que combatir, lo hemos de hacer para superar nuestras limitaciones, no huyendo y negando estos fallos, abandonando a los nuestros, dispersando nuestras fuerzas y disgregando nuestras capacidades genéricas -de nuestro género-.

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