Hoy
me han hecho UNA PREGUNTA DE ESAS
“ESCATOLÓGICAS”, QUE TE DESCOLOCAN…
Andábamos en clase y acudió una
alumna de otro curso del centro [que no participaba en una actividad curricular extraescolar
de su grupo y permanecía en el centro realizando actividades complementarias
alternativas].
Aprovechando que tenía curiosidad por conocernos, se valió de esta ocasión para
satisfacer su inquietud por lo que en nuestra aula hacemos…
La curiosidad ya la considero signo
de inteligencia, y el atrevimiento de valentía, así que bienvenida era. Después
de conversar, más ella con nosotros que nosotros con ella, NOS PREGUNTÓ SOBRE EL PORQUÉ DE LAS DIFERENCIAS. Y yo, que “suelo
salir por peteneras”, vine a canturrear esa canción de Lole y Manuel: <>. Y
afronté la pregunta ampliando el radio de acción: ¿Qué pasa entonces, por qué
todos tan diferentes, y todo tan mal repartido? Pobres frente a ricos,
enfermos crónicos frente a sanos, buenos y malos, inteligentes y torpes, … todo
lleno de apariencias disconformes.
Y así cual Curva de Distribución de
Gauss, esa alta distribución de datos “normales”, aglutinadas en su “moda”, y esa
otra dispersión en los extremos… de esa selección natural y normal de los hechos y
aconteceres en el juego de la probabilidad de la naturaleza… porque
al interpretar la “curva” de Gauss, parece
que sólo nos focalizamos en la acumulación central, OLVIDÁNDONOS QUE LA DISPERSIÓN
FORMA PARTE, IGUALMENTE DE LA CONCENTRACIÓN…
Pero no, ¡no resulta nada agradable ser el feo entre los guapos, el gordo entre
los apolíneos, el tonto entre los listos, el diferente entre los homogéneos!…
En esta porción de la frecuencia “estadística”, mientras que la mayoría pasamos
más o menos “camuflados en la normalidad”, sobrellevamos esos rasgos que, por
diferenciarnos, nos segregan y apartan… Y
una vez apartados, nos preguntamos, ¿por qué señor a mí?... Como si fuera
razón y causa de un ser que, maquiavélicamente reparta dando a voluntad, dichas
y desgracias…
Y claro, aquí entramos en ese mundo
“subterráneo” de lo oculto… -porque lo tapamos-, donde confundidos, de cómo
ese ser bondadoso y bueno, idealizado, pudiera ser el artífice de este pastel
agriado… inventándonos, ciertamente inventamos, al chivo o gran buco expiatorio,
al cargarle el sambenito de los “errores”, [de la dispersión estadística] y
desperfectos del sistema “confeccionado” a nuestro “armonioso interés”.
Pero bueno, ¡voy al grano! Los defectos de esta cadena
prodigiosa de montaje… ¿dónde irán a parar…? Y aquí una pregunta, ¿qué
defectos?, de qué tanto todos iguales, si es
necesaria la variedad, en ella la riqueza, pues de las
rarezas, los prodigios y la excepcionalidad…
E hice un breve relato del “proceso costumbrista del
diferente”, desde los “endemoniados y apestados”, ya mencionados en los santos
evangelios, a los “posesos, embrujados o hechizados” por las inquisiciones
medievales en colectivos “campesinos”; a unos y a otros se les expulsaban, dilapidaban,
… Cuando pasaron a “locos”, ya habían
transcurridos muchos años y muchas disquisiciones absurdas desterradas, pero
aún enclavados en lo “extraño” … y la
eterna pregunta: el origen del mal… si esotérico, teológico o ufológico, y
es que lo diferente, por inexplicable y desconcertante, suele
catalogarse en lo “enfermo y patológico, si no maligno y peligroso”.
Hay en nuestra sociedad un Principio de Socialización
por el que se legitima el Principio de Autoridad:
“haz lo que te digan”; y así, ser “civilizado” es cumplir las normas que otros
te dictan, … Y los que alteran las normas por arriba, serán considerados
prodigios si a los de arriba conviniere, y si por debajo, macabros y execrables…
Desde pequeños se nos educa a hacer caso al maestro, y luego
al profesor, y de éstos a cualquier instructor, director o dictador… Si eres
civilizado estas condenado a cumplir normas… y los “anormales” serán “procesados-procedimentados o depurados y rehabilitados” como enfermos, así que enfermo eres si eres
diferente, pues lo “normal” es ser civilizado.
Por enfermo te apartan; y si diferente, te apartan.
Añadiré una reflexión, considerando que la reflexión conlleva la reversión. La inteligencia, cual camino o
cauce, permite la capacidad de llegar, y también de volver, de tal modo que sólo
si enlazas el origen y el destino comprehendes un contenido. Así observamos que
el sistema de poder institucionalizado
instaura dogmas sociales en una comunidad humana usando arquetipos de interpretación de los fenómenos naturales y
sociales a su modo “convenido”.
Es decir, en la medida que una sociedad no es capaz de
explicarse unas consecuencias adversas, las procesa e interpreta como extrañas,
y por extrañas, las segrega con una connotación peyorativa, resultando que lo
malo pasa a confundirse con lo execrable…
La máxima catalogación de estos
dislates lo ocupa y alcanza el TABÚ –pensar enquistado-,
cuando se hace que ya la comunidad no pueda pensar ese constructo, que no deja
de ser hipótesis, actuará bloqueando y
necrosando la misma higiene depurativa del pensamiento mediante la reinterpretación
de los fenómenos… revertiéndolos y revisándolos.
Cuando no huyamos de
nuestras sombras entonces seremos realmente humanos. Cuando
seamos capaces de aceptar la realidad de nuestra naturaleza, seremos humanos… Si hay que combatir, lo hemos de hacer para superar nuestras
limitaciones, no huyendo y negando estos fallos, abandonando a los nuestros,
dispersando nuestras fuerzas y disgregando nuestras capacidades genéricas -de
nuestro género-.